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jueves, 22 de enero de 2009

El Discurso de Obama

 
Entre los memorables discursos inaugúrales o de toma de posesión como solemos decir en castellano de los presidentes de los USA tres se destacan en los primeros años de la República hasta finales del siglo XIX y uno en el siglo XX. Estos son: el del primer presidente de la nación George Washington pronunciado en abril de 1789 a pocos meses del estallido de la Revolución Francesa; luego el primero de Thomas Jefferson tercer presidente de USA en 1800 y más tarde el segundo de Lincoln en 1865 en el que pronuncio aquellas celebres palabras: sin malicia para nadie caridad para todos y firmeza en el derecho que Dios nos otorga para hacer lo correcto.

Más famoso aún es el de Gettysburg al terminar la guerra de Secesión en noviembre de 1863 considerado por muchos críticos como el más importante de la historia junto al de Pericles en la antigua Atenas ambos curiosamente dedicados a honrar a aquellos que ofrecieron su vida por la salvación de la patria. Hecha la salvedad por supuesto para los que creemos en eso del Sermón del Monte. Y ya en el siglo XX el más conocido y citado el de Kennedy en enero de 1961. De F. D. Roosevelt el más famoso es el de la Declaratoria de Guerra al Imperio del Sol Naciente en 1941.

El Discurso de Obama es un discurso terso y escueto reflejo de su personalidad casi esquemático aunque no exento de gran inspiración y por tanto contundente. "Down to Earht" dice en ingles anclado en la realidad terrenal existencial difícil y agobiante por los múltiples peligros que acechan en el horizonte plagado de ominosas nubes: la crisis económica mundial, la amenaza de terrorismo, la contaminación ambiental, el calentamiento global, etc, etc . Como a la mitad de su discurso Obama se detiene después de referirse a estos problemas y lanza su manifiesto que es el meollo del discurso:

"En este día nos hemos reunido porque hemos escogido la esperanza sobre el temor la unidad de propósito sobre el conflicto y la discordia. Hemos venido a proclamar el fin de las mezquinas quejas y falsas promesas las recriminaciones mutuas que por tanto tiempo han ahogado nuestra política, somos una nación joven pero en palabras de la escritura ha llegado la hora de dejar las niñerías. Ha llegado la hora de reafirmar nuestro perdurable espíritu escoger nuestra mejor historia, realizar ese don precioso esa idea noble basada de generación en generación; la promesa entregada por Dios de que todos somos iguales y todos somos libres y que todos merecemos la oportunidad de efectuar nuestra felicidad completa. Al reafirmar la grandeza de nuestra nación entendemos que esta grandeza no es un regalo; debe ser ganada"

En resumen este es  el meollo del discurso de Obama: Somos una Nación grande porque creemos en este ideal, pero hay que esforzarse para tenerlo; menciona luego cuatro sitios como símbolos de esa lucha para obtener la libertad a través de la historia: Concord durante la Revolución Norteamericana; Gettysburg al fin de la guerra civil entre los estados de la Unión; Normandía durante la segunda guerra mundial en la que combatió su abuelo materno blanco al lado del General Patton y Khe Sahn en Vietnam.

Somos, dice más adelante una nación de cristianos y musulmanes judíos e hindúes y no creyentes. Y con un gesto especial extiende su ramo de olivo al mundo musulmán basado en el respeto mutuo e interés. Advierte sin embargo a aquellos países –pienso en Irán y Venezuela entre otros- que echan la culpa de todo a Occidente – me llama la atención que diga Occidente y no USA -y les recuerda que sus propios pueblos los juzgarán por lo que construyen no por lo que destruyen.

En resumen el mundo ha cambiado; debemos cambiar nosotros; recuerda luego con emoción apenas contenida a los soldados que patrullan en lejanas tierras y con cierto lirismo  recuerda también a los caídos que yacen en el cementerio de Arlington que susurran a través de las edades. Pero Obama es pragmático; desciende siempre a lo cotidiano a lo trivial o a lo mundano al mencionar cosas que al hacerlas con buen espíritu dejan de ser triviales y mundanas, como el bombero o el policía que arriesga su vida por salvar las de los demás. Y en cuanto a la cuestión racial que yace latente en la conciencia de todos dice que es la sentina amarga de odio y segregación expresando la esperanza de que desaparezcan los antiguos odios y las divisiones tribales se disuelvan. Y sobre el mismo tema tan acuciante menciona las penalidades que tuvieron que  soportar sus antepasados recordando los latigazos de la fusta y dura labor de labrar la tierra durante la esclavitud.

Solo al final se permite mostrar su dolor personal al decir que tal vez a su padre le fuera negado la entrada a un restaurante por el color de su piel y termina poéticamente recordando aquel momento sublime tan difícil para la naciente República durante el crudo invierno de 1777 derrotado el ejercito proclama el Padre de la Patria: SEA DICHO AL MUNDO FUTURO QUE EN LO MAS PROFUNDO DEL INVIERNO NADA MAS QUE LA ESPERANZA Y LA VIRTUD PODIAN SOBREVIVIR… QUE LA NACION ALARMADA ANTE LA AMENAZA COMUN SE PREPARA A ENFRENTALA.

En breve es un discurso memorable a la vez que esperanzador; grave solido aunque ligero, "lean" como es el mismo Obama sin ornatos escénicos excesivos más bien ático para usar la terminología clásica como Demóstenes más que romano ( Cicerón ) grave también pero ponderoso y ampuloso. Discurso que tal vez no cambie el rumbo de la historia pero al menos inicie ese cambio que Obama representa. Como dato curioso en el discurso no se menciona ningún nombre- "name dropping"-de personaje alguno en un efecto probablemente buscado como para no perturbar me imaginó el majestuoso silencio de los Héroes de la Patria presentes en la explanada del Capitolio: Washington en su monumento, Jefferson en su Mausoleo junto al estanque rodeado de los cerezos japoneses que florecen con restallante belleza al comenzar la primavera. Lincoln que como un dios griego o profeta antiguo contempla complacido la perfección de su obra iniciada por el mismo el primero de enero de 1863 en La Proclama de Emancipación de los Esclavos; Roosevelt evocado en su esfuerzo por sacar a la Nación de la Depresión y Kennedy que inspiro a toda una generación en el idealismo marcado por el sacrificio personal y final mente su Padre junto a Martin Luther King en ese mismo Mall en el que el Mártir de los Derechos Civiles expresara el Sueño que en ese momento se estaba realizando en la persona del Presidente Barack Obama. Ese mismo Sueño que a tantos ha empujado a dirigirse a estas costas para lograr una mejor vida para ellos y sus familias.

Carlos Chamorro Coronel

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