EL DILEMA DE CUBA #34

Ser o no ser es el dilema que enfrenta Cuba en estos días. O más bien entrar o no entrar, volver en realidad a la OEA que le ha abierto en pampas como decimos las puertas. Y aunque Fidel Castro juró y perjuró que no volvería jamás a la OEA a la que calificó de "Cadáver pestilente" algún día tendrá que tomar una decisión por fuerza porque simplemente no puede quedar a la deriva flotando en el Caribe. El problema es que si vuelve aunque no le exigieran condición alguna tendría que someterse a las normas y reglas de la Institución. En primer lugar al escrutinio y crítica de sus pares, o sea los demás. O sea que no puede obviar lo que hasta ahora ha soslayado en relación a derechos humanos, civiles, libertad de expresión, etc. Como todos los demás países. Y aquí no se admiten a desplantes o rabietas como las que montó Raúl Castro en Brasil cuando un periodista argentino le hizo una pregunta incómoda.

Y si alguna vez fue la OEA un Ministerio de Colonias como dice Fidel Castro y repite Daniel Ortega no hay que olvidar que en el caso de Nicaragua los sandinistas están obligados con la OEA por toda la ayuda que esta les prestó para derrocar a Somoza y luego para lograr la paz en el país al final de los 80. Sería ingratitud y falta de nobleza de parte del Frente Sandinista olvidar que fue en la Sede de la OEA en Washington que se le permitió a través de la Cancillería de Panamá hablar a favor de la Revolución Nicaragüense al P. Miguel D-Escoto.

 Por otro lado pensar en una OEA sin Estados Unidos y demás países de lengua inglesa es un absurdo inaceptable. Y formar una OEA basada en el ALBA de Chávez es también impensable. ¿Aceptaría México, por ejemplo o Brasil, Perú, Chile, Uruguay y la misma Argentina depender de los caprichos de Hugo Chávez sólo por excluir a Estados Unidos? Inimaginable. Sólo los satélites del casquivano presidente de Venezuela como Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Ecuador y ahora quizás Honduras pertenecerían a esa absurda quimera. La realidad que tenemos que vivir en el mundo real que habitamos: El Continente americano. Todo lo demás son cuentos de camino que sólo los tontos escuchan.