En una de sus mas agudas observaciones de su famosa obra sobre Política el gran pensador ateniense Aristóteles señala que la Polis o sea el Estado en nación se disuelve y desintegra cuando esta que por definición es una pluralidad de personas que constituyen lo que los griegos llamaban "Demos" se hace uno o sea que se convierte en una sola persona como en las antiguas satrapías orientales contrarias al espíritu de libertad helénico occidental. Modernamente tenemos como ejemplos a Hitler en Alemania Stalin en Rusia, Mao en China y Kim-Ill-Sung en Korea. Y cerca a nosotros el mejor ejemplo (abría que decir El Peor) Fidel Castro en Cuba que ha eliminado toda oposición en la isla. Sólo él puede pensar. Los demás solo repiten lo que él dice. Son solo corifeos. No se le permite pensar por su cuenta ni expresar pensamiento diferente al líder.
Que es lo que por desgracia está sucediendo en nuestro país en que de hecho la oposición es solo del hombre los diputados de salón de sesiones en la Asamblea peleándose por prebendas. La justicia es solo una cruel pantomima las elecciones un fraude y la política. Esa es la deplorable situación en que nos encontramos actualmente en Nicaragua. El líder máximo Daniel monopoliza prácticamente todos los poderes y decide a su antojo y sin consultar con nadie lo que decide hacer. Por otro lado ha acumulado tal poder económico que se ha perdido toda la relación con la realidad económica del resto del país creando además una total confusión entre el estado y el partido. Cuenta además con el apoyo incondicional según la constitución del Ejército y la Policía. Que más se puede pedir? La República Sandinista ha absorbido totalmente a la República de Nicaragua. Las hormiguitas de Fonseca se han convertido en marabunta y como el comején han devorado las entrañas de la Nación quedando los "demás" ciudadanos como extranjeros odiados en nuestro propio país. Que podemos hacer para reclamar justicia sin recurrir a la violencia es la gran pregunta que nos hacemos. Lo único que queda es esperar una intervención divina que nos sacuda de nuestro aletargamiento como en el 72. Porque si lo tienen todo les falta solo una cosa…
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